sábado, 6 de noviembre de 2010

Meditación. ¿De qué estamos hablando?

"Si quieres conocer algo, practícalo”

Yogui Bahjan

Si nos aproximamos a la definición que de la palabra “meditar” hace el D. R. A. L. E.(1) hallaremos: “aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo”, si ampliamos esta entrada, en otro buen diccionario de español como es el de María Moliner,(2) encontraremos: “pensar sobre una cosa para estudiarla, resolverla o percatarse bien de su valor o significado, concentrándose en ella y abstrayéndose de lo demás” y algunos sinónimos del tipo: “analizar, cavilar, estudiar, reflexionar, calentarse la cabeza”, etc.

Pero, por otro lado, cuando nos acercamos al texto clásico por excelencia del Yoga; los “Yoga-Sûtra de Patañjali”, en donde se desarrolla la enseñanza del Yoga, observamos que el objetivo de las técnicas de concentración y meditación yóguicas es: “chittavrttinirodhah”, que traducido literalmente significa: “cesar los procesos de la mente” en el sentido de inhibir, reprimir, detener la agitación, fluctuaciones, actividades o procesos analógico, cognitivo, discursivos, de la mente; concepto este, totalmente contrario al de “ calentarse la cabeza” con operaciones intelectuales.

Es posible que el hecho de “mantener profunda atención” sea un punto de encuentro de ambas definiciones, al menos en el inicio del proceso meditativo, pero lo que sí es evidente es que estamos hablando de algo diametralmente opuesto.

Otro punto que suele producir cierto confusionismo es la distinción entre algunos sinónimos que ocasionalmente se emplean y se relacionan con la meditación como: “contemplación”, “oración” o “relajación”.

La contemplación consiste en “poner la atención en algo material o espiritual” y es cierto, que en ese atender o visualizar algo, con placer, en silencio, tranquila y pasivamente nos acercamos al concepto de meditación; pero, la meditación va más allá.

La relajación es “aflojar, ablandar o distraer el ánimo con algún descanso” y sí es cierto que la meditación descansa nuestra mente; y nos distrae de nuestras habituales preocupaciones y pesares, pero eso sería únicamente una de las consecuencias de la meditación, no su esencia.

En la oración, “suplicamos o elevamos la mente hacía la divinidad para alabarla o solicitar sus mercedes”, Y aunque en la meditación la mente se eleve en el silencio, no existe objetivo alguno de súplica o alabanza.

Dejando pues de lado el concepto occidental de meditación como equivalente a “reflexión”, y matizados ya los relativos a la oración, contemplación y relajación; nos vamos a encontrar con que la meditación, entendida en su grado máximo como “la experiencia o estado de conciencia indescriptible, surgido tras el cese total de la agitación mental”, posee una larga historia, en muchísimas culturas y tradiciones, tanto de Oriente como de Occidente. Se la conoce como “Samadhi” o “Moksha” en el Yoga, “Satori”, en el budismo Zen; es el “Fana” de los sufíes o el “Wu” del taoísmo; “Nirvana”, “éxtasis”, “iluminación”, ”conciencia cósmica”,” experiencia mística” “Paz de Dios que trasciende el entendimiento”, la llamó Pablo de Tarso, etc.

La meditación tiene una larga tradición. En la India hay imágenes de más de 4.000 años de antigüedad en las que se representa a personas sentadas en actitudes meditativas y ya en nuestra era son numerosos los documentos que describen "mapas del espacio interior", caminos y situaciones por los que debe pasar el meditador.

Básicamente, según las interpretaciones de las distintas culturas, es considerado:

Como una gracia divina, de tipo experiencia religiosa.

Como el estado último de conciencia, experiencia sin dualidad, que sobreviene espontáneamente.

Básicamente, con las técnicas de meditación trabajamos trascender el mundo fenoménico, es decir, la ilusión (Maya) y el engaño de las formas que nuestra mente nos presenta como “lo real” y que tan sólo es una “representación”.

Ahí encontramos, el ego, los hábitos, las programaciones mentales de nuestra cultura y familia, los condicionamientos del pasado (traumas culpabilidades, frustraciones, etc.) y las expectativas del futuro (angustias, ansiedades, miedos, etc.). El “deseo” de una realidad como a nuestra mente le gustaría que fuera en lugar de la realidad tal cual es.

Las técnicas de meditación nos preparan para la “vivencia del permanente fluir de la realidad”. Vida vivida en cada momento, que no representada. Hasta llegar a la experiencia suprema de la no-dualidad.

Tradicionalmente dichas técnicas eran aprendidas en un entorno monástico o en la soledad ascética junto a un maestro.

Pero mucho antes de llegar a ese estado último de conciencia (realidad del presente eterno de la totalidad que somos) hay un largo peregrinar; un proceso para el que hallamos variadas técnicas de meditación y distintos niveles de meditación.

Comentaremos brevemente aquí, algunas técnicas y métodos de meditación de diferentes tradiciones, para luego centrarnos en las técnicas y niveles señalados por Patañjali en sus Yoga-Sûtra.

Intentando una aproximación, muy general, podemos agrupar las distintas técnicas de meditación en dos grandes bloques:

Meditación dinámica

Meditación estática

Se pueden combinar hasta encontrar la que se ajusta mejor a nuestra forma de ser (3) y luego es preferible no cambiar y mantenerse en la línea elegida, ya que pese a las diferencias formales, todas estas técnicas aspiran a una transformación de la conciencia

La meditación dinámica: Son, básicamente las practicadas con una concentración activa sobre el movimiento como el Tai Chi, las danzas derviches, las danzas kundalini, la meditación del caminar, etc.

La meditación estática: Son fundamentalmente las que se practican sentados y en esa concentración sostenida puede darse una forma:

Activa. En la que la concentración se establece y mantiene sobre un elemento concreto como por ejemplo: Sonidos: Externos (Mantras recitados, Ajapa japa, So Ham, etc.), Internos: (Respiración, Mantras mentales, etc.), Imágenes: Externas (Objetos, Yantras, Mandalas, Paisaje, etc.), Internas (Visualizaciones, color, símbolos, sensaciones, zonas corporales, etc.

Pasiva. Permitiendo que la mente se distraiga, siempre y cuando sea consciente de la distracción. Es decir se permite que las distracciones interrumpan la meditación y se utilizan para ser conscientes de dicha interrupción y una vez disuelta volver al objeto de meditación.

Se recomienda mantenerse firme en la opción elegida.

Sería interminable el elenco de escuelas y maestros que promueven técnicas de meditación, veamos un pequeño muestreo de algunas de estas:

Budismo tibetano Mahayana): Implica creencia, existen varias escuelas.

El Dalai Lama habla de 4 pasos fundamentales:

Enfocar la mente en un objeto sin distracción.

Permitir a la atención alternar entre el objeto y las distracciones que aparecen.

Volver al primer paso sin necesidad de esfuerzo.

Concentración o absorción total (sin control) de la mente en un símbolo, deidad o virtud humana.

Budismo Zen (Mahayana): No implica creencia, existen varias escuelas. Escuelas Soto y Rinzai

La palabra Zen es una corrupción del chino “ch´an” que a su vez es una corrupción del sánscrito Dhyana= meditación. La técnica empleada se llama Zazen. También se emplea el “Koan” frase o pregunta sin respuesta ya que la mente debe trascender el encasillamiento de la lógica y el lenguaje. Para el zen meditar es “realizar, interiormente, la imperturbabilidad de la Esencia de la mente”.

Budismo Teravada (Hinayana). No implica creencia. Se consideran los herederos auténticos de las ideas budistas. Utilizan fundamentalmente la meditación Vipassana (Puede durar de diez días a tres meses y en este tiempo puede realizarse un trabajo equivalente a diez años). Vipassana es la visión cabal y ecuánime de la existencia, no como se nos presenta en nuestra mente o como desearíamos que fuera. No intenta conservar nada, no se fija a ningún objeto o idea sino que propugna el no apego También utilizan Anapana, Metta y las 48 técnicas.

Sufismo: Implica creencia y seguir a un maestro. Utiliza el “Zikr” o repetición del nombre de Dios (Mantra) “La Llaha Illa Illa LLah” (No hay ningún Dios sino Dios)

Recitar 100 veces cualquier zikr con una presencia plena de la divinidad. Si, en algún momento, se pierde la presencia durante más de un La il-laja il Al-lah, por ejemplo, se regresa a contar nuevamente desde el primero. Para este ejercicio es bueno contar con un tasbi (rosario de 99 cuentas musulmán).

Los derviches:

Situados en el centro del círculo comienzan a girar lentamente. El cambio de ritmo corresponde a una aceleración del giro, pero de una forma moderada. La danza mima la concentración y la meditación sobre Dios, centro de todas las cosas.

El Derviche debe controlarse constantemente, al final de un largo aprendizaje de los pasos y del control de su equilibrio. Los impulsivos y los exaltados nunca son autorizados a participar en la danza. Algunos místicos quieren ver una interpretación astral del ritual: los derviches serían los cuerpos celestes en órbita alrededor de Dios.

Mística cristiana: Implica creencia y devoción. Su origen puede rastrearse en Hesycastas (4) o Padres del desierto en torno al año 300. Posteriormente se desarrolla toda una mística en la que hallamos figuras tan representativas como Juan de la Cruz, Teresa de Ávila, Ramón LLull, Thomas de Kempis, Jean Van Ruysbroeck, Fray Luis de León, etc.

Un ejemplo de esta línea es la célebre oración de Jesús: “recoge tu mente de las turbulencias habituales y lentamente llévala hacía el corazón por medio de la respiración, a la vez que repites la frase: Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí”

Kabbalah (Cábala) judía: Implica creencia y devoción. La técnica usada se llama Kaunanah y uno de los sistemas más conocidos es el árbol de la vida; especie de mapa de jerarquías y atributos de los planos que interactúan en el mundo y dentro de la persona. El cabalista medita sobre algún aspecto de este árbol o sobre una palabra de oración repetida (mantra) Elohim adonai, Ehye asher ehye (yo soy el que soy).

Bhakti Yoga (Yoga devocional). Implica creencia y devoción. Es la entrega total a la divinidad a través del gurú o maestro representativo. La devoción se convierte en objeto central en todo momento y acto del día. Kirtans (cánticos devocionales como el Hare Krishna hare hare). Mantras con Mala (rosario de cuentas). Om namah shivaía ( Shivaístas). Gayatri mantra, etc., etc.

Vishudimarga (Camino hacía la purificación). No implica creencia. Recopilado por Buddhaghosa en el siglo IV A.C. utiliza principalmente la técnica Vipassana (capacidad de estar atento, existen ocho niveles de “absorción meditativa”.

Kundalini y Tantra Yoga. Hay múltiples escuelas, la más importante el Shaivismo de Cachemira. Proponen la activación de la Shakti ubicada en la base de la columna vertebral para despertar los chakras o centros energéticos. Utiliza en sus técnicas de meditación Mantras, Mandalas, Sexualidad ritual, cementerios y crematorios, partes del cuerpo, y la “shaktipat” (toque, palabra o mirada del maestro/gurú).

Meditación trascendental. No implica creencia. Creada por Maharishi Mahesh Yogui en 1958 utiliza técnicas de meditación basadas en la repetición de “bija mantras” o “mantras semilla” personales otorgados individualmente por el maestro. No esfuerzo y no control durante la práctica. Fundamentalmente es una puesta al día de la enseñanza de la escuela Advaita del pensamiento vedántico de Sankaracharya que se remonta al siglo VIII.

Además de los aquí mencionados existen otras numerosas formas de meditación: El Cuarto camino de Gurdjieff, La conciencia sin elección de Krishnamurti, etc.

Es difícil ordenar un campo que pertenece históricamente a muy variadas culturas y tradiciones. Además la meditación ha estado generalmente ligada al aspecto esotérico de la religión, lo que puede ser una de las razones que la han mantenido fuera de la práctica general y la investigación científica, y eso dificulta aún más la empresa de clasificar y ordenar las diferentes técnicas meditativas.

A pesar de ello, sorprende la homogeneidad de los sistemas, especialmente en lo que se refiere a los niveles iniciáticos. Todos representan los pasos de un camino de transformación de la conciencia en el que se utilizan dos herramientas o una combinación de ambas: la concentración y la atención.

En la concentración, la técnica consiste en enfocar todas las capacidades perceptivas en una sola cosa.

Algunas corrientes proponen, como hemos visto una actitud activa para mantener la focalización y resistir ante cualquier extravío de la mente mientras que otras sugieren un sistema pasivo que consiste en re-enfocar el objeto cada vez que se pierda en el flujo de conciencia.

En este proceso de calmar la agitación mental obtenemos importantes ventajas terapéuticas:

A nivel físico: La meditación produce efectos fisiológicos, tanto en el sistema cardiovascular, (disminuye la presión sanguínea, se normaliza el ritmo cardíaco); como en la composición química de la sangre y en la actividad metabólica. Aumenta la energía, la salud física, y se refuerza el sistema inmunológico. Disminuye la tensión muscular, el colesterol, mejoran los problemas de asma, las migrañas y ciertos dolores crónicos, algunos de origen psicosomático.

A nivel psicológico: Desarrolla la capacidad de atención y concentración. Enriquece la capacidad de recepción. Aporta calma y serenidad; con la positiva proyección social y mejora de relaciones que estos fenómenos conllevan. La práctica de la meditación parece especialmente indicada para tratar la ansiedad, las fobias, el estrés postraumático, el insomnio y la depresión suave. Mediante la meditación regular, se puede disminuir el consumo de drogas. Además, durante la meditación se produce un aumento en la sincronización inter-hemisférica característica tanto de los estados de creatividad y maduración psicológica

Se ha utilizado el encefalograma para medir la actividad cerebral de los meditadores y se ha constatado el descenso de la actividad EEG y el aumento simultáneo de amplitud y frecuencia de las ondas alfa, llegando en los practicantes más avanzados a registrarse ondas theta, características de la relajación profunda.

La meditación está especialmente contraindicada en personalidades psicóticas y esquizofrénicas que, paradójicamente, son proclives a la meditación. Debe ser utilizada con cautela en patologías de confusión de roles o conformistas, que producen mentalidades sectarias. Asimismo, la aparición de depresiones existenciales puede desaconsejar la práctica temporalmente.

En estos casos, las dificultades pueden surgir en cualquier fase de la práctica y pueden abarcar: inestabilidad emocional, ansiedad, agitación, depresión, euforia, afloramiento de conflictos psíquicos no resueltos o latentes, síntomas somáticos como espasmos musculares o gastrointestinales, procesos mentales obsesivos, etc.

Por su parte, los practicantes avanzados pueden encontrar problemas existenciales o espirituales, ya que la meditación opera como una progresión al servicio de la trascendencia del ego.

La meditación yóguica

Uno de los mapas mas precisos que jamás se haya escrito sobre meditación, es el de los “Yoga-Sûtra de Patañjali”. (5)

Patañjali fue un sabio, un Maestro del Yoga. No se sabe exactamente en qué época vivió, hay grandes diferencias entre un texto y otro, pero la versión que tomamos lo ubica en 300 años AC.

A través de sus Yogasutra analizó al Yoga y lo transformó en un verdadero sistema filosófico. Explicó al Yoga utilizando Sutras, que son aforismos, frases que se utilizan para describir grandes leyes o enseñanzas profundas con el menor número de palabras posible y con la mayor precisión posible.

A veces los Sutras suelen ser difíciles de entender por estar escritos con muy pocas palabras, pero cuando los entendemos, la enseñanza que nos brindan es enorme.

Los Yogasutra de Patañjali no solamente describen al Yoga, sino que al estar ordenados de determinada forma, se relacionan entre sí de manera que en un libro relativamente pequeño (son sólo 196 Sutras) podemos encontrar una increíble cantidad de conceptos del Yoga, de sabiduría y de enseñanzas. Eso es así por las posibilidades de compactación que tienen los Sutras, aunque explicar todos los conceptos encerrados en esas pocas palabras suele llevar muchas páginas.

Este libro consta de 4 secciones o Padas:

I) Samadhi Pada: es la etapa final del Yoga, es una conexión armónica entre cuerpo, mente y emociones, de manera que se produce una ampliación de conciencia, un estado de iluminación donde se percibe que nuestra parte interna está conectada al Todo, y que el Todo a su vez fluye a través nuestro, esto nos proporciona sabiduría e inspiración. Podría resultarnos extraño que Patañjali empiece sus Yogasutra describiendo el Samadhi, que es la parte más avanzada del Yoga, pero lo hace para explicar al que entra en el camino del Yoga, a qué puede llegar, qué se persigue, cuál es la meta.

II) Sadhana Pada: nos describe cómo alcanzar el Samadhi. Son los medios, las técnicas o recursos que se pueden aplicar para llegar al Samadhi.

III) Vibhuti Pada: son las facultades extraordinarias que pueden aparecer en el proceso o sadhana meditativo: (clarividencia, telepatía, intuición, etc.). Después de que se describió al Samadhi y a los medios para lograrlo, el practicante debe saber qué son los Siddhis ( poderes), cómo manejarlos y cómo utilizarlos para seguir potenciando su crecimiento sin quedar encandilado por esas habilidades extrañas, y así podrá usarlos en bien de alguien o de sí mismo.

IV) Kaivalya Pada: es el estado del Maestro, que está más allá del Samadhi. Con esto Patañjali nos quiere dejar en claro que la expansión de conciencia, este camino de la Maestría que no termina nunca, está más allá del Samadhi

En las técnicas de Yoga, para llegar a esos niveles de meditación profunda, hallamos una serie de etapas conocidas como los ocho Ângas (miembros, partes) (6) y que se agrupan básicamente en:

Bahiranga Sadhana (lo que puede practicado o externo) y que comprende: Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara.

Los cinco primeros pasos constituyen la práctica “exterior” al suponer que el yogui se encuentra abierto a las sensaciones (sociales, personales, corporales, etc.), las cuales modela y trabaja para buscar la interiorización. (7)

Antaranga Sadhana: (lo “interno”, que llega espontáneamente); Dharana, Dhyana, Samadhi.

Esta práctica de “preparar lo interno” para una experiencia que llega de forma espontánea la denomina Patañjali Samyana: los tres últimos grados o escalones para acceder a la conciencia plena de la realidad.

Forman la base teórica del Yoga mental: Dharana (Atención, concentración), Dhyana (meditación) y Samadhi (disolución).

Patañjali dice que el dominio de Samyana “proporciona el conocimiento intuitivo” (Y.S. III, 5) y que “se practica por grados” (Y.S. III, 6)

Pero antes de descender al detalle de Samyana vamos a ver someramente como entiende la mente el Yoga y como puede ayudarnos la meditación.

La mente según el Yoga y el hinduismo se manifiesta en cinco estados básicos o patrones de conducta:

KSHIPTA: Fragmentada, distraída, dispersa en distintos objetos, inquieta, saltando de una cosa a otra, perturbada, incapaz de entender o capaz de entender con mucha dificultad.

MUDHA: Embotada y olvidadiza, somnolienta, perezosa (sobrealimentación, drogas, falta de sueño, etc.)

VIKSHIPTA: Ocasionalmente quieta, ocasionalmente distraída, llena de dudas, indecisa, no sabe muy bien elegir la dirección correcta. Hay un esfuerzo para reunir la dispersión.

EKAGRATA: Estado de fijeza y concentración. No hay presente más que una sola idea, no hay distracciones, claridad.

NIRODDHA: Pleno control. Unidad total entre mente y objeto de interés, sin división de actividad.

La mente, si se deja sola, sin la guía de una fuente superior de instrucción, es víctima de fuerzas que se originan de ella misma, fuerzas oscuras que nos mantienen subyugados y evitan que alcancemos nuestro propio bienestar y bien genuino.

Estas fuerzas son las impurezas mentales.

Mientras vivamos y actuemos bajo su dominio, nosotros no somos nuestros propios maestros sino peones pasivos, impulsados por nuestros deseos ciegos hacia cursos de conducta que prometen satisfacción pero que a la larga conducen solamente a la miseria y esclavitud. La verdadera libertad necesariamente implica el logro de autonomía interna, la fortaleza para soportar los impulsos de nuestros apetitos, y esto se logra precisamente por medio del desarrollo de la meditación.

En el aforismo II.11 de los Yoga Sutra, Patañjali dice de forma indirecta para qué sirve la meditación: "los procesos mentales que surgen de las causas de aflicción deben evitarse con la meditación". Es decir, la práctica de la meditación sirve para eliminar las causas que nos provocan dolor, aflicción y angustia.

Según los Yoga Sutra, estas causas de dolor, aflicción y angustia son las cinco KLESHAS:

Ignorancia de nuestra auténtica esencia. (Avidya)

Sensación de creernos separados del mundo. (Asmita)

Deseos y apegos incontrolados. (Raga)

Rechazos obsesivos. (Dvesa)

Miedo irracional. (Abhinivesha)

KLESHAS

La palabra sánscrita "klesha" significa pena, aflicción o miseria. La filosofía de las Kleshas es un análisis de las causas de esa aflicción o miseria, y del modo como se puede salir de ella. Este análisis no se basa únicamente en la consideración de los hechos como los percibimos por medio de nuestros sentidos. Los Rishi (Sabios) que expusieron esta filosofía combinaron en sí mismos la sabiduría racional con la religión y el aspecto místico o devocional del amor. Con esta visión más amplia estudiaron el gran problema de la vida para encontrar una solución a los interrogantes del hombre atado a la realidad del plano físico.

Las Kleshas se generan por confusiones basadas en reemplazar un valor real por uno ilusorio. Tal confusión está en la mente interna o subconsciente, que es un lugar adonde nuestro razonamiento y observación no suelen llegar. Eso hace que nos sucedan situaciones adversas que pensamos que vienen de afuera, y como son repetitivas creemos que hay una especie de mala suerte que nos persigue, y no nos damos cuenta de que somos nosotros los que las provocamos desde nuestro interior. Mientras no cambiemos la causa interna, así vayamos a otro lugar del mundo, hagamos lo que hagamos en el mundo externo, la adversidad no cambia. Y recíprocamente, cambiando la causa interna, cambia automáticamente todo el medio que nos rodea. Por eso decimos que el tema de las Kleshas es una psicología profunda del Yoga.

Todos tenemos Kleshas. A veces pueden estar en estado latente, o sea muy débil o inactivo, pero pueden desarrollarse y tener una actividad mucho más notoria.

AVIDYA: es la ignorancia o ceguera fundamental que consiste en creer que todo se reduce al plano físico, y no ver nada más allá de él.

Patañjali le dedica dos Sutra a Avidya. El Nro. 4 dice: "Avidya es la fuente de las demás Kleshas, ya estén en condición latente, atenuada, alternante o desarrollada". Esto significa que es el Klesha fundamental, el que empieza primero, que está vinculado a los otros, y que todos los Kleshas forman un solo cuerpo interrelacionados entre sí.

El Sutra Nro. 5 dice: "Avidya es el resultado de tomar lo no eterno, impuro, doloroso y no Atman, como si fuera eterno, puro, bueno y Atman."

O sea que surge por confundir a las situaciones transitorias tomándolas como si fueran eternas, a los elementos perecederos del plano físico como si fueran de naturaleza eterna como el Atman, y a las situaciones que producen dolor (transitorias) como si fueran buenas (eternas).

Esta confusión se debe a que el Atman (parte individual, eterna e ilimitada del Todo), tiene que manifestarse a través de las posibilidades limitadas del cuerpo. Así, esa parte eterna que hay en nosotros, nuestra mente la va identificando con lo particular, limitado, no eterno, etc. Nociones del “yo”, nociones de” separación del todo”, identificación con las formas transitorias no eternas”, etc. y la persona se va introduciendo cada vez más en Avidya (ignorancia) o identificación con las formas y lo transitorio, olvidando esa parte eterna que hay en ella (atman).

Cuando calmamos la mente, el Atman (parte individual del todo) se presenta como lo que realmente es; una realidad eterna, verdadera e intemporal, como parte de la Totalidad a la que pertenece (Brahman)

En muchas personas el Atman está muy adormecido y limitado por la mente racional. Esta confusión nos lleva a perder de vista el la Totalidad Cósmica que nos trasciende, y de la que somos parte. Y nos lleva a identificarnos con la transitoriedad de las cosas, a las que además nos apegamos, deseando que tengan una permanencia que por su propia naturaleza no tienen, y generando así nuestros deseos y miedos una angustia que se quiere tapar buscando refugio en la adquisición exterior de bienes materiales – objetos, personas, reconocimientos, etc. en lugar de asentarnos en nuestra verdadera esencia.

ASMITA: deriva de la raíz sánscrita "asmi", que significa literalmente "yo soy". Es la identificación de la conciencia (el conocedor) con el vehículo por medio del cual se expresa (el vehículo del conocimiento) y con lo que se quiere conocer (lo conocido).

Cuando la conciencia queda atada por las limitaciones de Avidya vamos perdiendo el contacto con la parte trascendente del mundo que nos rodea. Al ir identificándonos cada vez más con la materia, también perdemos contacto con la parte superior que tenemos dentro de nosotros. Así vamos poniendo nuestra seguridad cada vez más en las cosas materiales y comenzamos a suponer que cuantas más cosas poseemos, más posibilidades tenemos de salir de nuestros inconvenientes, entonces acumulamos cosas materiales a las que les damos mucho valor, impulsados por el dinero y el poder, y nos vamos aferrando a nuestros bienes hasta que terminan por transformarse en algo imprescindible.

Al ir avanzando Asmita nos aferramos también a las personas, viviendo los afectos de manera posesiva y considerándolos como una propiedad privada. Es el caso de la persona que pone excesivos límites a su esposa e hijos, que no quiere prestar ni compartir nada por temor a perderlo, porque si pierde algo se siente como si le faltara una parte de su vida. Todo esto lo va llevando a una terrible dependencia y angustia, llenándolo de ansiedad y miedos. Asmita se relaciona también con el ahogo y la asfixia, se somatiza con los resfríos y las afecciones crónicas de las vías respiratorias.

RAGA: es el excesivo atractivo por los placeres inmediatos, es creer que lo que deseamos es lo que necesitamos.

Al estar muy enganchados en maya (la mágica y divina ilusión), muchas veces no nos damos cuenta de lo que necesitamos, de lo que nos haría sentir bien. Necesidad es lo que resuelve algún problema en nuestras vidas, es aquello que, si lo tenemos, nos haría sentir plenos y auto realizados, favoreciendo nuestra evolución. Deseo es cualquier cosa que nos atraiga. No siempre lo que deseamos es lo que necesitamos. Tomemos por ejemplo el caso de un fumador: él puede tener enormes deseos de fumar, y al estar en Raga piensa que eso es lo que necesita. Cuando se siente angustiado, al fumar le va a bajar un poco su angustia, entonces cree que eso le hace bien, pero como no lo va a satisfacer plenamente porque no es lo que realmente necesita para estar armónico, la angustia le vuelve otra vez, entonces simplemente vuelve a fumar para sentirse mínimamente bien, y así se va generando una verdadera adicción.

La persona que está en Raga suele ser una eterna disconforme, muy acelerada. Busca cada vez más cosas y se satisface cada vez menos. Trata de aturdirse con todo lo que excite intensamente los sentidos y las emociones.

Las satisfacciones por excitación son compulsivas y rápidas, tienen que ver con el estímulo de los sentidos, por ejemplo los juegos de azar, correr carreras de autos, tomarse un vaso de güisqui, etc. Son buenas si están acompañadas de otras cosas serenas, profundas, como por ejemplo caminar serenamente por un bosque apreciando la naturaleza, escuchar una buena música que mueva cosas internas, meditar o disfrutar profundizando algún estudio o investigación.

Quien está en Raga sólo tiene satisfacciones por excitación, impaciente y nervioso no tiene paz de espíritu. Al buscar cada vez más esa excitación para bajar su angustia, empieza a entrar en una aceleración que no le permite detenerse a pensar ni profundizar en nada, ni compartir una conversación con un amigo, no puede disfrutar de las pequeñas cosas, así va superficializando cada vez más su vida.

DVESA: es el excesivo rechazo a personas o cosas. Se manifiesta cuando una persona desconfía de todos, encuentra defectos en todas las personas que lo rodean, o nadie le cae bien. Esto sucede porque el aspecto que rechaza en sí mismo lo proyecta hacia afuera, en los demás. Es una confusión que surge por poner afuera aquello que no aceptamos en nosotros mismos, que se manifiesta de tres maneras distintas:

Los demás, por su actitud, nos recuerdan aquello que no soportamos en nosotros mismos.

Lo que rechazamos en nosotros lo ponemos en los demás. En realidad tratamos de escapar de algo que tenemos adentro y que nos produce angustia, entonces lo proyectamos hacia los demás y así intentamos tomar distancia.

Irradiamos una energía que no soportamos, de manera que los demás reflejan esa energía y la traen de vuelta, entonces creemos que esa mala onda viene del otro, pero en realidad somos nosotros quienes la estamos transmitiendo.

En los tres casos vemos en el otro lo que rechazamos en nosotros mismos. De esta forma vamos tomando distancia de los demás, nos vamos aislando y huyendo, alejándonos de todo lo que nos rodea.

Si una persona está dominada por Raga y Dvesa, no sólo corre hacia el placer inmediato, que lo deja más vacío que antes, sino que también corre huyendo de lo que le causa rechazo, porque en realidad proyecta cosas de su interior. Ese proceso de atracción-repulsión, de escapar hacia un lado y correr hacia otro, le va produciendo una sensación de miedo, de persecución y de falta de paz.

ABHINIVESHA: es el excesivo miedo a la muerte, y también el exagerado apego a la vida. Al tener tal miedo a la muerte se empieza a tener miedo a todas las cosas que pudieran producir muerte (por ejemplo ir de viaje) y aparecen todo tipo de pequeños miedos relacionados. El problema es que se toma a la muerte como la aniquilación total del ser, cuando en realidad es una transición, es lo que produce un pasaje de una vida a otra, y todo lo que está vivo tiene que morir. No es la contrapartida de la vida, sino del nacimiento, porque éste es una transición desde un lugar hacia este plano físico, mientras que la muerte es la transición opuesta desde el plano físico nuevamente hacia ese lugar.

Sabemos que los miedos atan, frenan, nos impiden actuar con libertad, así que quien esté en Abhinivesha suele ser una persona amargada, muy preocupada por todo, le resulta muy difícil disfrutar de las cosas, siempre aprensiva y desconfiada, y no se permite nada nuevo.

Si, como expresó Patañjali, todas las Kleshas están conectadas y Avidya es su raíz, Abhinivesha es el fruto o expresión final de esta cadena de causas y efectos que comienzan con Avidya.

Cómo salir de las Kleshas.

Si bien salir completamente de las Kleshas es muy difícil, sí se las puede atenuar. Una vez que detectamos cuál de ellas es nuestro punto débil, tratamos de compensar esa debilidad: si es Avidya, con aquietamiento y meditación que nos permita ver lo trascendente. Si es Asmita, practicando el desapego. Si es Raga, conectándonos con la naturaleza o con aquello que nos permita profundizar en una vida sencilla. Si es Dvesa, aceptando a los demás como son y tratando de corregir en nosotros mismos aquello que nos disgusta tanto en los otros. Si es Abhinivesha, reflexionando en lo ilusorio de la muerte y cómo ese miedo se dispersó en muchos otros miedos.

La práctica del Yoga nos lleva de lo ilusorio a lo real. El aquietamiento mental y la meditación nos facilitan ver el aspecto trascendente de la vida, nos permiten percibir que somos parte del Todo, y que el Todo es parte nuestra.

La evidente existencia de estas cinco causas desemboca en dolor y, gracias a la meditación, podremos evitar que surjan de nuevo en el futuro.

Por otro lado, en el Sutra I.39, se puede leer: "en general, se estabiliza la mente con la meditación en lo que es de agrado".

Es decir, la práctica de la meditación permite estabilizar o equilibrar la mente la cual, en el estado mental ordinario, se halla desestabilizada por obstáculos (Viksepas):

Los obstáculos y causas de distracción/dispersión/agitación de la mente. (Sutra I, 30-39) son:

Enfermedad

Abatimiento, inercia o falta de interés

Dudas, indecisiones

Negligencia, falta de atención, descuido, equivocaciones

Pereza, desidia

Gratificación sensual, mundanalidad, falta de moderación

Vivir de ilusiones, decepciones

Falta de constancia o de perseverancia

Inestabilidad, incapacidad de mantener lo alcanzado por orgullo o estancamiento.

A los que se añaden: (Sutra I, 31) “Pesar (pena, angustia, infelicidad, dolor) desesperación (aflicción), inestabilidad corporal, respiración irregular, creando inestabilidad que provocan distracción y agitación de la mente”

Estos estados nos afectan a todos. Y en el camino del yoga hacia la liberación, deshacerse de dichos obstáculos es muy importante porque nos impiden acceder al estado de interiorización profunda, la éntasis o samadhi, donde se trasciende completamente el conocimiento ordinario y una nueva forma de comprensión nos permite captar la realidad de las cosas y de nosotros mismos.

Existen dos puntos importantes a trabajar para salir de los Viksepas:

Traspasar las barreras de Maya, ir saliendo de lo ilusorio.

Profundizar el auto conocimiento (Svadhyaya).

Patañjali nos da una serie de pautas para salir de los Viksepas, y nos dice que estas causas de distracción se atenúan de distintas maneras:

Cultivando algún principio superior o verdad universal: se refiere a encontrar algo en la vida que para nosotros sea importante. Todos necesitamos tener una gran meta para darle sentido a la vida, algo que sea nuestra principal causa de entusiasmo. Quien cultiva cualquier nivel en el campo del conocimiento suele tener armonía interior, y rara vez su vida se torna rutinaria y monótona. Muchas personas no saben cuál es su meta elevada o desconocen cómo llegar a ella. Además el hombre común generalmente le dedica muy poco tiempo a la meditación creativa o reflexiva, que es lo que puede aportarle inspiración y creatividad. Al meditar, no sólo se descubre esa meta, sino que se refuerza y clarifica, posibilitándonos avanzar en nuestro objetivo en la vida, y paralelamente profundizando en nuestra belleza y misterio interior.

Cultivando actitudes de amistad hacia los felices, compasión hacia los sufrientes, alegría ante la virtud e indiferencia ante el vicio: este Sutra es casi un tratado de relaciones humanas. A veces nos molesta la felicidad del otro y tomamos distancia de él. Atrás de eso se esconde cierta competitividad o envidia. Pero si en lugar de reaccionar así lo tomamos como maestro o amigo, con humildad y afecto, abrimos canales de resonancia vibratoria que nos permiten crecer desde el punto de vista yóguico, en unión armónica con la otra persona.

Cuando nos va mal en algo, suele suceder que se lo contamos a algún amigo y, para nuestra sorpresa, percibimos que siente un cierto placer que de alguna manera lo hace gozar con nuestra desgracia. Hay una tendencia a sentir cierto desprecio o rechazo hacia el que sufre, así dicen que "los amigos se ven en los malos momentos". Compasión no es lástima, sino una especie de tristeza afectiva por el amigo al que le fue mal, con muchos deseos de que le vaya bien. Con ese afecto auténtico que le damos al otro, le brindamos una enorme potencia para que pueda salir de su situación negativa. Así no sólo ganamos la buena amistad del otro, sino que su reconocimiento y agradecimiento irradia una armonía que empieza a vibrar en nosotros, de manera que no solamente ayudamos al otro en forma desinteresada, sino que por añadidura desde la otra persona nos llega una energía que refuerza nuestra armonía.

A los seres humanos nos duele mucho perder dos cosas: la total individualidad y una sensación oculta de placer en comprobar que estamos por encima del otro. Patañjali habla de la virtud diciendo que en lugar de que nos molesten las capacidades que tiene la otra persona y que nosotros no tenemos, si nos abrimos y trabajamos con un canal de alegría genuina hacia el otro, ese trabajo se ve potenciado entrando en armonía con esa virtud y desarrollándola con mayor facilidad.

Si alguien cayó en el vicio y nos pide ayuda, lo tenemos que ayudar, pero no debemos tratar de cambiarlo a la fuerza. No deberíamos ser indiferentes, pero tampoco podemos ayudar a quien no quiere ser ayudado. Tanto tratar de cambiar a quien no lo quiere, como reprobarlo o potenciarle el defecto, no nos sirve ni a nosotros ni al otro. Se debe actuar con indiferencia y tomar distancia de él. No es insensibilidad, sino comprender que cualquier cosa que hagamos va a ser peor. Solamente se puede sacar del vicio a aquél que abiertamente quiere salir, que lo reconoce y pide ayuda.

También estas causas se disipan mediante la exhalación y la retención del aliento: la exhalación produce desintoxicación, limpieza interior y purificación, tanto del cuerpo físico como del mental y emocional. La retención con pulmones vacíos reordena las energías y absorbe energías de la tierra, de polaridad negativa, e induce a la serenidad y a la paz. Por lo tanto alguien que esté muy enredado en los Viksepas, con sufrimiento, depresión, nerviosismo o respiración entrecortada, lo primero que necesita es una purificación y serenarse. Estas respiraciones actúan produciendo una sensación de liviandad, tonificación y elasticidad del cuerpo físico, de serenidad mental y lucidez espiritual. Quien está intoxicado tiene alterado el Sistema Nervioso Central; tiene los nadis (canales energéticos) muy bloqueados y sufre desasosiego, que es como una angustia que refuerza los Viksepas. Los nadis limpios producen la serenidad necesaria para salir de las causas de distracción.

Activar los sentidos superiores también ayuda a estabilizar la mente: aquí Patañjali se refiere a las facultades superiores como intuición, percepción sutil, etc. Nos quiere decir que si aparece alguna de estas facultades, se agudiza la visión de lo trascendente, entonces se comienza a ver más allá de las apariencias, nos vemos mejor por dentro y podemos darnos cuenta dónde están incrustadas esas causas de distracción.

También por medio de serenidad o lucidez interna: nos propone recurrir a métodos de introspección que hagan aflorar la lucidez de un espíritu tranquilo y la serenidad de una mente alerta.

También fijando la mente en los que han trascendido las pasiones o apegos: Patañjali no nos sugiere meditar en el aspecto abstracto de una virtud, sino en alguien que merezca nuestra admiración y respeto, que para nosotros sea un maestro. Por lo general, quien trascendió la codicia y los apegos suele ser una persona con libertad de espíritu, que disfruta de la vida, no depende de los demás, tiene las cosas a su servicio y logra casi todo lo que se propone. Puede ser un maestro o alguien que esté muy cerca de la maestría. Al meditar tomándolo como ejemplo, no sólo incorporamos esa virtud por aprendizaje o por imitación, sino que al identificarnos con él, su vibración produce una vibración equivalente en nosotros, y de ese modo adquirimos la virtud mucho más fácilmente.

También apoyándose en conocimientos derivados de ensueños o de sueño sin ensueños (nidra): llamamos ensoñación a un estado de ultra relajación donde la mente racional guarda un hilo de lucidez, un punto de alerta que mantiene a pesar de estar muy relajada y distendida. En este estado, igual que al soñar o al meditar, se suelen ver imágenes o símbolos que cuando los interpretamos o meditamos en ellos, nos brindan grandes enseñanzas muy importantes para nuestro crecimiento.

O por meditación que agrade: cada uno tiene un tema en que le resulta agradable meditar. Para algunas personas será un paisaje, para otras un maestro, o un mantra, figuras de colores, algún símbolo o escuchando algún tipo de música. Las imágenes placenteras atraen nuestra energía afectiva, que nos va bañando por dentro y nos produce un estado de serena alegría, de ganas de vivir, que por contraposición debilitan o eliminan las causas de distracción.

Más aún, Patañjali afirma que en el estado mental que proviene de la meditación se produce la liberación de nuestros condicionamientos y herencias psicológicas (Yoga Sutra IV.6). “Entre estos estados mentales, el que proviene de la meditación se libera de los residuos de las impresiones acumuladas en el pasado”.

Por tanto, la meditación es una sofisticada y sutil herramienta de purificación mental que nos abre las puertas a un nuevo universo.

Grados o pasos en las técnicas de Meditación de Patañjali.

Pratyahara (Abstracción sensorial)(8)

Esta etapa del ashtângayoga supone un estado en el que los sentidos externos quedan “desatendidos”. Aunque los sentidos transmiten sensaciones, éstas no captan ya la atención del yogui y el practicante da un paso cualitativo pasando de la exteriorización a la interiorización mental. La mente del meditador no se afecta por las distorsiones externas (once sentidos)

La abstracción sensorial es como la imitación de la auténtica naturaleza de la conciencia cuando (las sensaciones recibidas a través de) los (once) sentidos, (9) se desconectan de sus objetos (Y. S. II.54)

Tal estado no se “busca” o “persigue” conscientemente, sino que sobreviene como una consecuencia de la profundización en la práctica. El perfeccionamiento de esta etapa supone el dominio total de los sentidos. Éstos pasan de ser “dominantes”, de “imponer” sus sensaciones, a ser “dominados”, a encontrarse inhibidos ante la interiorización que empieza a tener lugar.

De esta forma (con la abstracción sensorial, se logra) la obediencia total de los (once) sentidos (Y. S. II.55)

Es muy interesante para el yogui lo que dice Patañjali en el (sutra II, 41) al referirse que; de la pureza (práctica de los angas del yoga), entre otras consideraciones, proviene también “la sumisión de los órganos de los sentidos”. Y en el sutra (II, 43) dice “la ascesis, tras la destrucción de las impurezas lleva a la perfección del cuerpo y de los órganos de los sentidos”.

No se da, por tanto, percepción sensorial ni la conciencia habitual del propio cuerpo; ya que una mente que ve, escucha o siente es una mente perturbada.

Samyana (Dhârana, Dhyâna, Samâdhi). El grado mas elevado en la práctica del Yoga.

DHARANA (10) Concentración

La concentración se entiende en Yoga como la capacidad para mantener la atención fija en un solo objeto, aunque tal fijación se lleve a cabo de forma intermitente y por cortos periodos de tiempo.

Se conoce también como la puerta de acceso y debemos empezar con elementos que nos gusten y no nos creen conflictos.

La concentración consiste en fijar la conciencia (en estado de abstracción sensorial) en un (solo) punto (III.1)

Esta capacidad se ve ampliamente favorecida si se precede o acompaña de técnicas respiratorias adecuadas, propias de la etapa anterior sobre el control de la energía fundamental (prâna) con la respiración.

(El control de la energía fundamental) también, (proporciona) aptitud para la concentración de la mente (II.53)

También influye positivamente en su logro la profundización en shauca (actitud personal de purificación, limpieza en su aspecto mental).

(Además, la actitud personal de limpieza, produce) purificación mental, alegría, atención, dominio de los (once) sentidos (y) capacidad para la autoobservación (II.41)

Técnicamente, Patañjali explica la concentración mental como la unidireccionalidad de la mente al conseguir establecer una cadena de ideas similares.

Además, en esta (interiorización profunda), (cuando se produce) la similitud entre la idea que se reprime y la idea que aparece (ahora en la mente), (tiene lugar) la transformación (denominada) de unidireccionalidad de la conciencia (III.12)

Para lograr tal unidireccionalidad es preciso eliminar las distracciones y buscar la estabilización mental.

La transformación de la conciencia en la interiorización profunda se produce con la eliminación de toda distracción y el surgimiento de la atención (III.11)

A fin de neutralizar estos (obstáculos), hay que practicar específicamente en una sola entidad (I.32)

Dhyana (11) Meditación

La concentración consiste en fijar la conciencia (en estado de abstracción sensorial) a un solo punto (III.1).

La concentración es la práctica de la atención continua, la esencia de la unidireccionalidad. Se trata en realidad de una "fijación en un solo punto", con el objeto de comprender.

La meditación consiste en el sostenimiento prolongado de la vivencia con respecto al anterior (punto) (III.2)

La meditación es la continuidad de una corriente de ideas parecidas, no perturbadas por ninguna otra. Mientras que en la concentración hay perturbación con otras ideas, no sucede así con la meditación, pues solo existe un flujo sobre la misma idea.

La prolongada y profunda concentración lleva al estado de absorción meditativa (samadhi), en el cual el objeto se mantiene en la mente y llena todo el espacio de la conciencia. Todas las ideas que aparecen giran alrededor del objeto de concentración y se acompañan de una emotiva disposición que puede ser descrita como "serenidad", "paz" o "calma". No hay pérdida de lucidez, sino que mas bien el sentido de alerta parece intensificarse. Todavía se mantiene la conciencia del sujeto que medita, pero no se da ya la percepción sensorial ni los pensamientos obstructores.

Patañjali nos dice que “Las fluctuaciones o perturbaciones desaparecen, son silenciadas por la meditación” (II, 11)

SAMÂDHI (12) La interiorización profunda

Ya desde el inicio, Vyâsa especifica (Yogasûtra I.1) en su conocido comentario al Yogasûtra que samâdhi es yoga.

De forma general, el samâdhi engloba todos aquellos estados de meditación que se producen a partir de una cierta profundización. Es un estado de interiorización profunda en el que el individuo se "recoge" en sí mismo gracias a una progresiva abstracción de los procesos mentales.

(Sutra III, 2) El Samadhi transformativo supone un declinar de la dispersión mental y un aumento de la unificación mental)

(Sutra III, 3) “Se alcanza cuando la mente brilla iluminada por su objeto”. Expresa que la mente está tan aquietada como si no existiera y percibe el objeto tal cual es en sí mismo.

Se trata, en su fase final de Nirodha, de una condición que trasciende la experiencia ordinaria y, en consecuencia, ninguna descripción puede explicar completamente su naturaleza.

Su máximo componente es sin duda la experiencia de completa transparencia entre objeto y sujeto: la conciencia del yogui asume la naturaleza del objeto contemplado y lo comprende desde "dentro". En realidad, lo que el yogui experimenta es un estado de abstracción o enajenación ante todos los objetos. Tal estado singular se acompaña de una vivencia de maravillosa paz y aguda vigilancia mientras que el continuo espacio tiempo ordinario resulta temporalmente abolido.

Patañjali nos alerta de que “puede convertirse en un hábito” (II, 2) y que puede ser obstaculizado por los poderes (siddhis) cuando se dan en estado de fluctuación. (III, 37)

El samâdhi puede ser de dos tipos: Con semilla (Sabijah), es decir, un conocimiento intuitivo (prajna) que deja el rastro de impresiones subliminales o samskaras. (13) O sin semilla (nirbijah) que es superior a todos y definitivo al no dejar impresiones subliminales.

Interiorización con conciencia de objeto.

En este estado tiene lugar una profunda interiorización, previa a la interiorización total, en la que el objeto utilizado para entrar en meditación brilla como único contenido de la conciencia.

Patañjali divide la interiorización de acuerdo a la calidad del objeto:

Interiorización sobre un objeto físico (un objeto captado por los sentidos): luz, sonido, etc.

Interiorización sobre un objeto sutil (un objeto captado únicamente de forma intelectual): sentimientos, concepciones mentales, etc.

En el estado de samâdhi, al principio no se distingue entre el sonido o palabra que representa al objeto, lo que significa tal sonido o palabra y el conocimiento que se adquiere realmente sobre el mismo. Durante esta meditación existe argumentación, reflexión, análisis, en torno al objeto de concentración (Yogasûtra I.42).

En el Samâpatti (14) con Vittarka (concentración en un objeto tosco) o con Vichara (concentración en un objeto sutil)(15) (Sutra I, 42) la mente está llevando a cabo una actividad analítica de las partes constitutivas y peculiaridades del objeto tosco o sutil:

Shabda: palabras que designan el objeto, sus partes y peculiaridades.

Artha: el sentido de estas palabras, ya que no son huecas.

Jñana: el conocimiento, la memoria, el recuerdo (smriti)

Vikalpa: es el proceso cognoscitivo normal del cual no se ha desprendido todavía el yogui. (Ejemplo de una flor y sus partes y colores)

Todavía se da felicidad (ananda), y conciencia de existencia (asmita) del yogui. Aún se da la conciencia de objeto: aún no se trasciende la realidad ordinaria (Yogasûtra I.17).

Interiorización sin conciencia de objeto: supone la abstracción completa de todos los procesos mentales, superando el estado de conciencia ordinario al "fusionarse" con el soporte de la meditación (Yogasûtra I.18).

Cuando se supera la fase de argumentación y análisis, eliminando la confusión anterior entre los tres elementos que conforman el objeto, lo que permanece ahora es exclusivamente el significado real del mismo, su auténtica naturaleza. Se trata de una especie de conocimiento intuitivo sobre el objeto que se capta directamente, sin que intervenga ningún otro factor (Yogasûtra I.43).

En Samâpatti sin Vitarka (tosco) o sin Vichara (sutil) (Sutra I, 43) ya no se dan los elementos anteriores (sabdha, Jñana y Vikalpa; es decir el proceso cognoscitivo normal) y sólo subsiste el sentido (artha); el yogui capta el objeto como lo que es; el objeto tiene un sentido para el sujeto (yogui); este lo comprende, “sabe lo que es”, sin palabras; ni elementos discursivos. Se da un conocimiento intuitivo.

Este conocimiento intuitivo (prajna) (Sutra I, 47) que se da en Samapatti sin Vitarka o sin Vichara la mente sabe, capta, integral y simultáneamente todo el objeto en toda su realidad/verdad.

Aparece una quietud (prasâda) ya que la mente está estabilizada en un sólo y único objeto, absorta en él. En la mente reina únicamente la representación de dicho objeto, todas las vrittis (perturbaciones, agitaciones mentales) se han detenido. No hay actividad discursiva y este estado lleva parejo el detenimiento de toda actividad emocional. Aparece la serenidad como característica del yogui en Samadhi.

La “simplicem intuitum veritatis” de Sto. Tomas de Aquino.

Finalmente, la interiorización es de tal calidad y transparencia que se llega a la intuición del si-mismo-esencial que observa (Yogasûtra I.48).

Tal estado trasciende las formas comunes de adquisición de conocimiento; de hecho, la sabiduría obtenida se apoya en una especie de intuición o visión interior que de forma instantánea proporciona, sin lugar a dudas para el que lo experimenta y sin explicación lógica alguna, la verdad absoluta e íntima sobre el objeto (Yogasûtra I.49).

Sin embargo, aunque la "fusión" con el objeto llega a ser de tal calidad que permite una contemplación del si-mismo-esencial casi perfecta, en un estado de profunda serenidad intelectual y emocional, aún se mantiene la sensación de dualidad entre observador y observado. Sólo la práctica continuada conducirá al practicante hacia el estado de máxima abstracción de las fluctuaciones mentales, denominado técnicamente interiorización sin objeto.

Existe una transición progresiva y paulatina desde Dhârana hasta Dhyâna y Samâdhi. Va despareciendo el centralismo del “yo” individual y se va transformando en conciencia de la totalidad de la que formamos parte, lucidez y espontaneidad pura en el presente, hasta llegar a coincidir en el Todo, recobrar la unidad, abolir el tiempo.

Esta clasificación no significa que tenga que conseguirse una profundización en el samâdhi de forma gradual, pasando necesariamente por los pasos citados; sólo se trata de una clasificación teórica que permite al yogui situarse dentro de la profundidad de su práctica.

El segundo tipo de samâdhi, sin semilla (nirbijah) Se da cuando desaparece la última impresión subliminal (samskara). Eso se produce porque el conocimiento intuitivo (prajna) sin vitarka o sin Vichara al estar en contacto directo con la realidad/verdad del objeto (cosa que el conocimiento mental habitual no hace) impide la aparición de otras impresiones subliminales (samskaras).

La represión de este último samskara produce el samadhi sin semilla (nirbijah) y da lugar a la represión de todos los procesos mentales e impresiones subliminales producidos por ellos. Afectando esta última supresión incluso al “conocimiento intuitivo en una condición totalmente inhibida respecto de los procesos mentales” (Sutra I, 51)

Este estado tiene lugar un "salto" en la realidad; durante el mismo, el objeto en sí desaparece como resultado de la completa abstracción de los procesos mentales; el observador se observa a sí mismo en su auténtica naturaleza y el individuo accede de esta forma a una visión trascendental de la realidad. Se dice que es un estado "más allá del conocimiento" puesto que ya no hay objeto que conocer.

La “chittavrittinirodha” o Yoga. La unión de atman/brahman. Conciencia pura, sin límites de espacio tiempo, el silencio del ser.

La simple concentración no basta para alcanzar este estado de conciencia. Se requiere una transformación total de la personalidad humana por medio del supremo desapego de todo lo que es finito, impermanente y no es el sí mismo. No es accesible por el mero ejercicio de voluntad. Sencillamente, hay que vaciarse interiormente y prepararse para la gran experiencia de transformación que, en contextos teísticos, se describe como un acto de gracia.

Pero todavía no se ha alcanzado la liberación definitiva.

Kaivalya (Liberación)

Nirodha (represión de los procesos mentales) conduce a Kaivalya (liberación, aislamiento)

Si el samâdhi es un estado indescriptible de por si, el kaivalya no lo es menos, aunque se apunte una cierta descripción del mismo:

La Liberación es la conciencia-energía en sí misma.

Tal estado debe suponer la conexión total, que es desconexión, entre el observador y lo observado.

Dado que dicha desconexión es fruto de la ignorancia existencial (avidyâ), el kaivalya supone también la desaparición de ésta.

Se alcanza tras el discernimiento y el desapego. (Sutra III, 50)

Se alcanza “cuando la mente pura y la mismidad alcanzan igual pureza” (Sutra III, 55)

Es sinónimo de salvación (Sutra II, 25)

El yogui puede optar en este momento por permanecer en un estado voluntario de cuasi-liberación (similar al bodhisattva del budismo mahayana); es un estado permanente de virtud o santidad. Éste énstasis de transición se da en aquellos que, habiendo alcanzado la interiorización sin objeto, renuncian incluso al máximo conocimiento mientras están vivos con el fin de orientar a otros en su práctica (Yogasûtra IV.29).

Ahora uno está quieto, ¿qué haremos con los pensamientos que vemos, los sentimientos, las experiencias, los recuerdos del pasado que surgen? Uno no hace nada. ¡Absolutamente nada! Solamente los ve. ¿Por qué uno los ve? Porque están allí. Uno no está allí por el deseo de verlos, no los ve por un acto voluntario, es un movimiento involuntario.

Hasta que uno llega a aprender a observar, hay una conciencia de que yo estoy observando. Esto quiere decir que la observación tiene un centro desde donde se efectúa y una vez que se lo ha aprendido, se permanece en ese estado de observación. Una persona que usa su tiempo en quieta observación llega a un punto, a una situación en que ya nada más queda por exponerse. El contenido ha sido observado. Uno no interfirió en él; entonces se produce el término de esa exposición. Nada más es expuesto, no hay nada más para ser observado y por lo tanto también desaparece el observador. El observador fue una división creada por mí voluntariamente con el objeto de aprender a observar; es sólo una realidad conceptual. Los contenidos de la mente han sido observados y por lo tanto lo observado y el observador, ambos desaparecen.

“Cuando ya no hay observador y nada es expuesto para la observación, surge lo que yo llamo silencio. No hay centro, ni circunferencia, es una total relajación. Toda la estructura física está absolutamente relajada; no hay división entre el pensador y el pensamiento, el observador y lo observado, el experimentador y la experiencia. No hay fragmentación y por lo tanto estamos en la totalidad de nuestro ser. Con el término de la observación y del que observa, uno se encuentra a sí mismo en la totalidad de su propio ser.”

Vimala Thakar

NOTAS

(1) Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, vigésima segunda edición.

(2) Diccionario de Uso del Español de María Moliner. Ed. Gredos. Madrid, 1998. 2ª edición.

(3) En la elección hay que considerar variables como: Temperamento, momento emocional, tiempo disponible, grado de interés, etc.

(4) Hesycasmo. Palabra proveniente del griego Heskia= silencio. Es un sistema cristiano de espiritualidad ascética.

(5) Respecto a Patanjali lo poco que se conoce es legendario y está lleno de contradicciones. Mitológicamente se lo considera como una encarnación del dios serpiente Sesa, que rodea y sostiene el universo en forma de Océano Cósmico.

Aunque los Yoga Sutra datan entre el siglo II antes de Cristo y el siglo VI después de Cristo, sin embargo, aún no ha podido determinarse claramente la identidad de su autor ni la fecha exacta de su composición. El autor primero de los Yoga Sutra podría identificarse con Patâñjali, el filólogo hindú del siglo II a.C.

Los comentaristas de los Yoga-Sûtra son una guía, un mapa que utiliza el yogui para situarse en su práctica. En consecuencia, los comentarios deben ser utilizados con gran precaución, pues algunos de sus autores pertenecían a escuelas que no mantenían exactamente los mismos principios y terminología expuestos por Patanjali. Con los comentarios lo que se pretende es aclarar el sentido oculto de los Sûtra, añadiendo en muchos casos ideas ajenas a la obra original. Los comentaristas más importantes fueron: Vyâsa (S. V) Yoga Bhâshya; Vâchaspati Mishra (S. IX)Tattva Vaishâradî; Bhoja (S.XI)Râja Mârtanda; al Bîrûnî (S. XI)Kitâb Patanjal; Shankara (S. XIV)Bhagavatpâda Yoga Bhâshya Vivarana; Mâdhava(S. XIV)Sarva Darshana Samgraha; Nârâyana Tîrtha(S. XV) Yoga Siddhânta Chandrikâ; Nârâyana Tîrtha(S. XV)Sûtra Artha Bodhinî; Râmânanda Sarasvati (XVI)Mani Prabhâ; Nâgojî Bhatta (Nâgesha)(S. XVI)Laghvî Yoga Bhâshya; Nâgojî Bhatta (Nâgesha)(S. XVI)Brihatî Yoga Bhâshya; Vijñâna Bhikshu(S. XVI)Yoga Vârttika; Vijñâna Bhikshu (S. XVI)Yoga Sâra Samgraha.

(6) El ashtângayoga, o yoga de los ocho miembros constituye un conjunto de técnicas complementarias entre si que engloban toda la actividad del yogui, desde lo mas tosco hasta lo mas sutil. Las ocho partes (del Yoga) son: restricciones sociales (Yama), observancias personales (Niyama), posturas (Âsana), control de la energía (Pranayama), abstracción sensorial (Pratyahara), concentración(Dharana), meditación (Dhyana) e interiorización completa(Samadhi) (Y. S.II.29)

La práctica continuada de las partes del yoga produce la destrucción de las impurezas y trae una creciente luz de sabiduría hacia el conocimiento discriminatorio (Y. S. II.28)

(7) Y que es importantísimo practicar de cara al objetivo final de la meditación: Una mente que no trabaja los Yamas y Niyamas estará llena de obstáculos que dificultarán la meditación. Un cuerpo que no ha trabajado la âsana (sentarse) hallará dificultades para la meditación. La inmovilidad física facilita la inmovilidad mental. El mismo Patanjali nos dice: “gracias al Pranayama el velo de las tinieblas se desgarra y el intelecto se hace capaz de concentración” (Y.S. II, 52,53). El Pranayama es una puerta a la concentración.

(8) La palabra se forma con los sufijos: “prati” (dentro) y “a” (hacía), más la voz “hara” (cogida) de la raíz “hr” (coger). Se trata pués de coger hacía dentro. Apaciguamiento sensorial.

(9) Cinco órganos sensorios (Jñana Indriyas): Sabdha= sonido; Sparsa= tacto; Rupa= vista; Rasa=gusto;Gandha= olfato. Y cinco facultades u órganos de acción (Karma Indriyas): Vachaka= expresión; Hasta= manipulación; Pada= locomoción; Upastha= disfrute sexual; Payva= Excrección. Más la facultad receptiva discrimitaviva, perceptiva-sensitiva (Manas= mente) que da el sentimiento de individualidad o separatividad de todo =Ahankara. El nombre de Indriya= facultades, para designar a los once sentidos o facultades deriva del dios védico Indra que regía a las otras divinidades y se refiere a la cualidad de control y dominio en su área específica de cada sentido.

(10) De la raíz “Dhr” (aguantar, sostener, mantener, fijar)

(11) De la raíz *Dhyai (pensar) más el sufijo “ana” (nombre de acción). Así Dhyana es (meditación)

(12) De la raíz “Sam” (junto), y la raíz “dha” (colocar, poner juntos) y el sufijo “i” (juntar, unir): implica la idea de “colocar juntas una serie de cosas en un lugar determinado”.

(13) Toda actividad mental deja una impresión subliminal que es un factor de encadenamiento de la mente e impide su liberación.

(14) La mente se estabiliza, es decir se concentra, se fija en un solo objeto. Esta fijación conforme se va acentuando trae consigo la paulatina eliminación de todos los procesos mentales, subsistiendo sólo el proceso mental correspondiente a la percepción del objeto sobre el que el yogui se ha concentrado. Y conforme la fijación se va acentuando y conforme se va llevando a cabo la paulatina eliminación de todos los procesos mentales, se va produciendo la “coloración” de la mente por ese objeto.

(15) Samapati con Vichara o sin Vichara es lo mismo que con Vitarka o sin Vitarka, pero referido a un objeto sutil. Dos vías de penetración